Ahogados en Papeles: ¿Dónde Quedó el Tiempo para Educar en los Colegios Chilenos?

Introducción:
Si eres directivo, sostenedor o docente en Chile, es muy probable que esta escena te resulte familiar: montañas de formularios, informes que se multiplican, normativas que cambian y la sensación constante de que las horas del día no alcanzan para lo verdaderamente esencial: acompañar el aprendizaje de nuestros estudiantes. La sobrecarga administrativa se ha convertido, para muchos, en una sombra que opaca la hermosa labor de educar. Pero, ¿cuál es el costo real de esta burocracia en nuestras escuelas y qué podemos hacer al respecto?
Un Mar de Normativas y Exigencias: El Día a Día de la Gestión Escolar
El sistema educativo chileno, en su afán por asegurar la calidad y la equidad, ha ido tejiendo una compleja red de regulaciones. Hablamos de aproximadamente 18 cuerpos legales distintos, más de 60 decretos y reglamentos, y un sinfín de circulares que se traducen en cerca de 2.300 obligaciones que deben ser fiscalizadas. Si a esto sumamos la interacción con múltiples instituciones –Mineduc, Superintendencia de Educación (SIE), Agencia de Calidad, Departamentos de Obras Municipales, entre otras –, el panorama se vuelve abrumador.
La percepción generalizada es que estas entidades, aunque bien intencionadas, a menudo actúan de forma desarticulada. Un estudio reciente del CEDLE, mencionado en el informe «Todos al Aula», ejemplifica esta situación con un establecimiento que llegó a recibir 10 visitas de supervisión técnica, 4 de la Superintendencia, y múltiples intervenciones adicionales en un solo año, ¡sin contar las de la Agencia de Calidad!.
El Impacto Real: Menos Tiempo para lo Importante, Más Desgaste
Esta avalancha de tareas administrativas tiene consecuencias directas y palpables en el corazón de nuestras escuelas:
- Directivos Atrapados en la Burocracia: Estudios han revelado que más del 70% de los directores declaran destinar ¡entre el 40% y el 80% de su jornada laboral! a cumplir con exigencias burocráticas. Este tiempo es vital y se resta directamente del liderazgo pedagógico, del acompañamiento a los docentes y de la planificación estratégica enfocada en los estudiantes.
- Docentes Desviados de su Quehacer Principal: Los profesores también se ven impactados, obligados a mantener evidencias exhaustivas de cada acción y a responder a requerimientos que los alejan de la preparación de clases, la innovación en el aula y la atención personalizada a sus alumnos.
- Sostenedores Agobiados: Quienes administran los establecimientos también dedican enormes esfuerzos y recursos a responder a esta multiplicidad de demandas, desviando su atención de los aspectos pedagógicos y estratégicos de sus proyectos educativos.
- Calidad Educativa en Riesgo: Cuando el foco se desvía hacia el cumplimiento administrativo, los procesos de mejora educativa y la innovación pedagógica pueden quedar relegados. Incluso, se ha estimado que un porcentaje significativo de recursos importantes como los de la Subvención Escolar Preferencial (SEP) no se ejecutan o declaran adecuadamente, en parte por estas complejidades.
- Un Sistema que No Siempre Reconoce la Diversidad: Esta carga se siente con especial fuerza en establecimientos más pequeños, rurales o con menos personal administrativo, donde las mismas exigencias recaen sobre menos hombros, sin una real discriminación según la capacidad, tamaño y contexto de las escuelas.
Recuperando el Rumbo: Hacia una Gestión Centrada en la Educación
La Ley General de Educación nos recuerda que el fin último es el desarrollo integral de los estudiantes y que el sistema debe ser flexible para adecuarse a las diversas realidades. La iniciativa «Todos al Aula» del Ministerio de Educación precisamente busca «simplificar y coordinar la presión administrativa y regulatoria sobre las escuelas, para que sostenedores, equipos directivos y docentes puedan dedicar su tiempo al mejoramiento de la calidad de la educación».
Este es un desafío complejo que requiere tanto de cambios sistémicos como de estrategias inteligentes a nivel de cada establecimiento. Mientras avanzamos hacia una mayor articulación y simplificación desde las políticas públicas, es fundamental que cada comunidad educativa busque formas de optimizar su gestión interna.
Es Hora de Conversar y Actuar
La sobrecarga administrativa no es un destino inevitable. Es un problema que, como comunidad educativa, debemos visibilizar, discutir y abordar con urgencia y estrategia. Liberar tiempo para la pedagogía, para la innovación y para el acompañamiento humano es invertir directamente en la calidad de la educación que nuestros niños, niñas y jóvenes merecen.
¿Cómo vive tu establecimiento esta realidad? ¿Qué estrategias han implementado para aliviar la carga administrativa? Nos encantaría leer tus comentarios y experiencias.